En
la actualidad la publicidad y el marketing que manejan las empresas de
cosméticos para posicionar sus productos en el mercado es demasiado amplia y
diversa, lo cual conlleva a la innovación de nuevos productos o al
perfeccionamiento de los ya existentes buscando así aumentar las ventas,
siempre con el compromiso de proveer productos de muy buena calidad y a los
mejores precios, que satisfagan las necesidades y deseos del consumidor.
Sin
embargo, la publicidad se ha encargado de crear ciertos estereotipos en los
cuales se busca determinar cómo debe ser una mujer y un hombre con el fin de que logre encajar en la
sociedad; estos estereotipos no solo resaltan ciertos valores y cualidades propias de cada género sino que también
destaca de forma exagerada otros aspectos como el éxito, el triunfo afectivo,
el placer o el riesgo, dejando de lado en ocasiones aspectos más significativos
para las personas como la amistad, el esfuerzo, la familia o la realización
profesional.
La
publicidad transmite de una u otra forma estilos de vida, propuestos sobre la
base de cómo se debe ser, cómo se debe actuar, qué se debe consumir, para tener
éxito en una clase social. Las empresas estudian
la forma como piensan y actúan los consumidores y saben que, al adquirir un
producto, los compradores proyectan sobre el objeto un cierto modo de “consumo
simbólico” que les proyecta hacia un sector social que admiran y al que aspiran
a pertenecer, el
consumidor anhela comprar la imagen asociada a este, el signo que representa
dicho bien.
Es
preocupante saber que muchas veces la moda nos hace seguir cierto tipo de
tendencias en las cuales se busca establecer perfección y belleza. El hecho de que cada vez más nos preocupemos
por saber cómo lucimos frente a los demás, deja entrever que quizás muchos
vivimos para agradar al otro , e incluso, todo esto refleja la baja autoestima que
tenemos, lo inconforme que nos sentimos con nuestro cuerpo y de nosotros mismos
y lo infelices que somos. Por ello, usamos
infinidades de productos con el fin de cubrir todo aquello que nos hace sentir
incómodos frente a los demás, buscamos siempre estar perfectos pasando por
encima de temas tan importantes como pensar si todo lo que aplicamos en nuestro
cuerpo es necesario y seguro.
Teniendo
en cuenta la historia de los cosméticos, la cual se basa en la necesidad que tienen
las personas por diferenciarse, ser bellas y sentirse más seguras, no es raro
encontrar que los seres humanos buscamos día a día lograr una apariencia mejor
que no solo nos permita hallarnos cómodos con nosotros mismos, sino también que
nos permita encajar en todo aquello que la sociedad nos pide. Si bien esto no es malo, hay que entender que
siempre existirá un límite entre lo que es normal y lo que pasa a ser exagerado.
Vivimos
en una época de consumismo, adquirimos cosas innecesarias, inútiles e inseguras;
los cosméticos, al igual que las confecciones o alimentos, son algunos ejemplos
de aquellos productos que compramos continuamente sin saber muchas veces si son
adecuados, seguros para nuestro cuerpo y necesarios en nuestra vida.
En
ocasiones, seguimos dietas o comenzamos a usar productos que encontramos en la web
o por recomendación de amigos, los cuales muchas veces carecen de información
verídica respecto a su seguridad y uso adecuado. De otra parte, no analizamos sus beneficios o
contraindicaciones, cuando bien sabemos que todos los organismos son diferentes
y que los efectos de ciertas rutinas y el uso de ciertos productos no son
iguales para todos, exponiéndonos a problemas de salud. De otra parte, con ello estamos también contribuyendo
a que las empresas aumenten continuamente su rentabilidad.
Si
bien es cierto que los cosméticos han permitido solucionar muchos aspectos no
solo físicos sino también emocionales, vale la pena conocer cuál es el límite
de todo esto y entender hasta qué punto su uso se convierte en necesidad o pasa
a ser exceso de vanidad. Sin importar en
qué lado se encuentre cada consumidor, lo más importante es hacer un uso
adecuado de estos productos, revisar las fechas de vencimiento y leer las instrucciones,
con el fin de que estos no generen daños en la piel o en la salud de las personas.
En
conclusión, con la publicidad y el marketing las empresas buscan como objetivo
generar ganancias por la venta de un bien o de un servicio. En el caso de la industria cosmética hay que
resaltar, que ésta además crea ciertos estereotipos relacionados principalmente
con la belleza, los cuales interesan por igual a todas las clases sociales. Es todo esto, lo que al final invita al
consumidor a realizar una reflexión que le permita indagar si en realidad
necesita un producto o si simplemente lo adquiere para lograr un reconocimiento
social.
Bibliografía
Soloaga
P, Muñiz C. (2007). Valores y estereotipos femeninos creados en la publicidad gráfica
de las marcas de moda de lujo en España. Zer, 23, 75-94.
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