jueves, 23 de febrero de 2017

Hipoalergénico, un término puramente comercial



Es habitual observar que las etiquetas de algunos cosméticos referencien el termino hipoalergénico, el cual se puede entender según algunos autores como un producto que ha sido especialmente formulado para minimizar el riesgo de reacciones alérgicas relacionadas con su uso, según La Roche-Posay o aquel que está formulado para minimizar el riesgo de alergia, lo que no significa que lo elimine totalmente, según el INVIMA. 

Algunos fabricantes asocian la palabra hipoalergénico a sus productos ya que consideran que la formulación, contiene ingredientes que han sido estudiados y seleccionados de tal manera que se ha asegurado que son inocuos para las personas o en su defecto lo atribuyen al hecho de que se han eliminado de sus productos ingredientes para los cuales ya se tiene evidencia o de los cuales se puede sospechar que son capaces de producir algún tipo de alergia, como el caso de algunos conservantes, colorantes, etc, que hacen parte de la lista de agentes alergénicos.

Una de las agencias reguladoras más exigentes en temas de cosméticos como lo es la FDA ( Food & Drug Administration de los Estados Unidos de América), no ha reglamentado el uso de la palabra hipoalergénico; es por ello, que no existen normas o definiciones federales que controlen su uso.  Dicho término representa lo que una empresa en particular quiere que signifique y los fabricantes de cosméticos etiquetados como hipoalergénicos no están obligados a presentar justificación de sus reclamaciones de hipoalergenia a la FDA.
 
Los cosméticos hipoalergénicos están indicados para personas con piel sensible o especialmente para pieles que se irritan fácilmente; sin embargo, no existen estudios confiables que permitan determinar que un producto será totalmente inocuo para una persona ya que vale recordar que las alergias son reacciones inmunitarias del cuerpo frente a la exposición a una sustancia, por lo cual cabe resaltar que cada persona es diferente a la otra, razón por la cual la predisposición de desarrollar una alergia frente a un producto puede ser mayor, menor o nula. 

El boom de los productos hipoalergénicos nace de la necesidad de las empresas productoras por asegurarles a sus clientes de alguna forma que sus productos son seguros, así mismo es una manera de captar la atención de aquellas personar con piel hipersensible, e incluso aquellos con piel "normal", ya que de esta forma se puede hacer que lleguen a creer que los productos son más suaves para la piel.

Algunos consumidores que previamente han desarrollado algún tipo de alergia luego de haber usado un producto cosmético, deben saber que las empresas están obligadas a reportar en las etiquetas de sus productos los ingredientes del mismo, de esta forma podrán identificar y protegerse de que el evento vuelva a ocurrir.

Es responsabilidad del fabricante, asegurar que sus productos sean seguros y eficaces; no obstante, también es responsabilidad del consumidor estar alerta a las alergias que presente luego de haber hecho uso de un producto cosmético, posterior a la presencia del evento se aconseja suspender el uso del mismo y por ende no volverlo a aplicar para evitar que vuelva a presentarse.  También es posible que usando la misma clase de producto, pero esta vez de otro laboratorio fabricante no suceda nada; por consiguiente, se podría afirmar que el cliente es alérgico a uno de los ingredientes que no se encuentra en el producto del nuevo laboratorio.

Es recomendable estar atentos a este tipo de sucesos y es prudente saber que no está prohibido en ninguna legislación el uso del término hipoalergénico en las etiquetas de productos de uso cosmético.  Este término es utilizado como forma de promoción de los productos y con el fin de atraer clientes; en consecuencia, el uso de esta palabra no hace responsable al fabricante de anexar los soportes de que el producto es hipoalergénico ya que no se exige en la reglamentación existente, razón por la cual las reclamaciones de los clientes no tendrán garantía de validez.

Así mismo, cabe aclarar que el termino no refiere en ningún momento que no vaya a ocurrir una alergia, simplemente los fabricantes en su mayoría la asocian a que la probabilidad de que esta aparezca es muy baja. El problema radica en que no se conoce que tan baja en realidad llega a ser la probabilidad de desarrollar una alergia y por ende se desconoce si al final esta pueda atentar de forma severa la salud del consumidor, ya que no existen estudios capaces de garantizar esto.

En conclusión, es importante que el consumidor entienda que el hecho de que la etiqueta de un producto cosmético contenga la palabra hipoalergénico no lo libra de llegar a producir algún tipo de alergia.  Esta palabra se utiliza con el fin de atraer compradores ya que tiene un fin comercial; es por ello que se debe usar con total precaución todo producto cosmético, leer siempre la etiqueta del mismo y en caso de generar algún tipo de alergia suspender su uso inmediatamente.

Bibliografía

1.    INVIMA. (02/2017). Símbolos en las etiquetas de cosméticos. 20/02/2017, de INVIMA Sitio web: https://www.invima.gov.co/simbolos-en-las-etiquetas-de-cosmeticos
2.    FDA. (03/23/2014). "Hypoallergenic" Cosmetics. 20/02/2017, de FDA Sitio web: https://www.fda.gov/Cosmetics/Labeling/Claims/ucm2005203.htm


















viernes, 17 de febrero de 2017

Estereotipos, belleza y salud



En la actualidad la publicidad y el marketing que manejan las empresas de cosméticos para posicionar sus productos en el mercado es demasiado amplia y diversa, lo cual conlleva a la innovación de nuevos productos o al perfeccionamiento de los ya existentes buscando así aumentar las ventas, siempre con el compromiso de proveer productos de muy buena calidad y a los mejores precios, que satisfagan las necesidades y deseos del consumidor.

Sin embargo, la publicidad se ha encargado de crear ciertos estereotipos en los cuales se busca determinar cómo debe ser una mujer y un hombre  con el fin de que logre encajar en la sociedad; estos estereotipos no solo resaltan ciertos valores y cualidades  propias de cada género sino que también destaca de forma exagerada otros aspectos como el éxito, el triunfo afectivo, el placer o el riesgo, dejando de lado en ocasiones aspectos más significativos para las personas como la amistad, el esfuerzo, la familia o la realización profesional.

La publicidad transmite de una u otra forma estilos de vida, propuestos sobre la base de cómo se debe ser, cómo se debe actuar, qué se debe consumir, para tener éxito en una clase social.  Las empresas estudian la forma como piensan y actúan los consumidores y saben que, al adquirir un producto, los compradores proyectan sobre el objeto un cierto modo de “consumo simbólico” que les proyecta hacia un sector social que admiran y al que aspiran a pertenecer, el consumidor anhela comprar la imagen asociada a este, el signo que representa dicho bien. 

Es preocupante saber que muchas veces la moda nos hace seguir cierto tipo de tendencias en las cuales se busca establecer perfección y belleza.  El hecho de que cada vez más nos preocupemos por saber cómo lucimos frente a los demás, deja entrever que quizás muchos vivimos para agradar al otro , e incluso, todo esto refleja la baja autoestima que tenemos, lo inconforme que nos sentimos con nuestro cuerpo y de nosotros mismos y lo infelices que somos.  Por ello, usamos infinidades de productos con el fin de cubrir todo aquello que nos hace sentir incómodos frente a los demás, buscamos siempre estar perfectos pasando por encima de temas tan importantes como pensar si todo lo que aplicamos en nuestro cuerpo es necesario y seguro.

Teniendo en cuenta la historia de los cosméticos, la cual se basa en la necesidad que tienen las personas por diferenciarse, ser bellas y sentirse más seguras, no es raro encontrar que los seres humanos buscamos día a día lograr una apariencia mejor que no solo nos permita hallarnos cómodos con nosotros mismos, sino también que nos permita encajar en todo aquello que la sociedad nos pide.  Si bien esto no es malo, hay que entender que siempre existirá un límite entre lo que es normal y lo que pasa a ser exagerado.

Vivimos en una época de consumismo, adquirimos cosas innecesarias, inútiles e inseguras; los cosméticos, al igual que las confecciones o alimentos, son algunos ejemplos de aquellos productos que compramos continuamente sin saber muchas veces si son adecuados, seguros para nuestro cuerpo y necesarios en nuestra vida.

En ocasiones, seguimos dietas o comenzamos a usar productos que encontramos en la web o por recomendación de amigos, los cuales muchas veces carecen de información verídica respecto a su seguridad y uso adecuado.  De otra parte, no analizamos sus beneficios o contraindicaciones, cuando bien sabemos que todos los organismos son diferentes y que los efectos de ciertas rutinas y el uso de ciertos productos no son iguales para todos, exponiéndonos a problemas de salud.  De otra parte, con ello estamos también contribuyendo a que las empresas aumenten continuamente su rentabilidad. 

Si bien es cierto que los cosméticos han permitido solucionar muchos aspectos no solo físicos sino también emocionales, vale la pena conocer cuál es el límite de todo esto y entender hasta qué punto su uso se convierte en necesidad o pasa a ser exceso de vanidad.  Sin importar en qué lado se encuentre cada consumidor, lo más importante es hacer un uso adecuado de estos productos, revisar las fechas de vencimiento y leer las instrucciones, con el fin de que estos no generen daños en la piel o en la salud de las personas. 

En conclusión, con la publicidad y el marketing las empresas buscan como objetivo generar ganancias por la venta de un bien o de un servicio.  En el caso de la industria cosmética hay que resaltar, que ésta además crea ciertos estereotipos relacionados principalmente con la belleza, los cuales interesan por igual a todas las clases sociales.  Es todo esto, lo que al final invita al consumidor a realizar una reflexión que le permita indagar si en realidad necesita un producto o si simplemente lo adquiere para lograr un reconocimiento social. 

 Bibliografía
Soloaga P, Muñiz C. (2007). Valores y estereotipos femeninos creados en la publicidad gráfica de las marcas de moda de lujo en España. Zer, 23, 75-94.

jueves, 9 de febrero de 2017

Mitos y verdades sobre los productos cosméticos



La industria cosmética es sin lugar a duda una de las más importantes en la actualidad, cuenta con grandes avances en materia de tecnología e investigación que han dado lugar al desarrollo de nuevos productos los cuales en su mayoría cumplen y satisfacen las necesidades de los clientes; sin embargo, vale aclarar que todas las empresas no invierten parte de sus ganancias en generar productos eficaces y seguros para la población y que por ende su objetivo esta simplemente en crecer económicamente. 

Lo anterior se evidencia en el gasto desproporcional que muchas empresas realizan en temas de publicidad; vale la pena señalar que esto tiene como fin lograr el posicionamiento de los productos en el mercado, lo cual significa que muchas campañas, comerciales, folletos y demás estrategias usadas para esto, contienen en su mayoría información falsa sobre los beneficios del producto; es por esto que la industria cosmética ha sido cuestionada en muchas ocasiones, ya que la eficacia y seguridad de algunos de sus productos ha quedado en  entredicho y esto, se debe quizás, a que la inversión  en estos temas no es la adecuada y simplemente lo más importante para muchas empresas es sacar productos al mercado para vender sin que se les realicen pruebas previas que demuestren la calidad, estabilidad, eficacia y seguridad de los mismos.

Teniendo en cuenta que todos somos consumidores, es importante que indaguemos un poco de todo aquello que adquirimos, que investiguemos teniendo en cuenta que en la actualidad la información se encuentra fácilmente disponible; sin embargo, cabe resaltar que, así como hay grandes cantidades de información, conocer qué corresponde a la verdad y qué no, resulta un poco difícil.  No obstante, entidades sanitarias, reconocidas agencias de noticias, suelen sacar alertas, artículos, avisos, etc, sobre engaños y problemas generados con algunos productos cosméticos.

Por esta razón, es fundamental que como consumidores aprendamos a leer las etiquetas de los productos, conocer las indicaciones de uso y estar atentos a los efectos adversos que se puedan generar y que alerten sobre la necesidad de suspender la utilización del producto; hay que tener en cuenta que los síntomas como ardor, comezón entre otros no reflejan la efectividad del producto, ni muchos menos el hecho de que éste está actuando, quizás muchos de estos mitos asociados a la aparición de ciertos efectos molestos  enmascaran problemas de seguridad de los mismos.  Es muy importante identificar la información que se encuentra en la etiqueta de un producto cosmético, revisar con atención los textos y asegurarse de que se pueden usar sin correr ningún riesgo para la salud.

Por otro lado, hay que tener cuidado con la publicidad que recibimos diariamente ya que muchas veces se engaña al consumidor y se prometen beneficios que en realidad no van a ocurrir con un producto.  Si bien este tipo de cosas deberían tener un control con el fin de proteger y evitar futuras decepciones y problemas, también es cierto que frecuentemente la normativa existente sobre estos temas es sumamente laxa para controlar todo esto, lo cual permite que las empresas aprovechen estos vacíos jurídicos para ofrecer bienes y servicios continuamente sin la vigilancia adecuada. Es importante que las entidades regulatorias de los países controlen la publicidad utilizada, ya que usualmente termina en riesgo la vida de alguien por productos que salen al mercado, sin ningún tipo de registro sanitario o estudios que avalen su eficacia y seguridad.

Si bien es cierto que existen las problemáticas anteriormente mencionadas, cabe resaltar que como consumidores tenemos la obligación de avisar y alertar las inconformidades que veamos frente a un producto, ya que de esta forma ayudaremos a que otras personas no sean estafadas, y a la vez evitaremos que las empresas se lucren con base en información falsa.   Hay que tomar conciencia para no seguir siendo ingenuos frente a los productos que nos ofrecen, hay que saber y aceptar que los milagros en cuanto a cosméticos no existen y que los comerciales los realizan las compañías con fines promocionales, en los cuales, en algunos casos, se exagera y se altera la realidad. 

En conclusión, como usuarios debemos hacer un uso responsable de los productos que adquirimos, no debemos creer en toda la información que llega a nosotros, debemos saber que como en otras industrias la cosmética no es ajena a los engaños y falsedades.  Aunque existen empresas que se esmeran por cumplir con todos los aspectos técnicos y legales de los productos que sacan al mercado, también están aquellas para las cuales simplemente cuenta el hecho de beneficiarse económicamente sin pensar en los problemas de salud que pueden llegar a ocasionar.

La recomendación principal de todo esto radica en saber informarse, utilizar las etiquetas, insertos o prospectos incluidos en algunos productos con información más específica como recomendaciones y advertencia acerca del uso del producto: como medio para evitar inconvenientes durante la aplicación; igualmente es importante realizar cierto tipo de acciones seguras como tener las manos limpias para aplicar los productos, hacer un uso personal de los mismos como en el caso del maquillaje ya que de esta forma contribuiremos a hacer un uso responsable y evitar problemas de salud.